lunes, 1 de enero de 2007

La corrupción de Versalles. María Antonieta

Diecinueve años que la llevaron de ser una adolescente sencilla y dócil a convertirse en una caprichosa y frívola cortesana, empapada de lo peor de las decadentes costumbres versallescas. El guión se inspira en la novela de Antonia Fraser, Marie Antoinette – The Journey.

Como es natural, el film –protagonizado con acierto por Kirsten Dunst– deja fuera innumerables hechos históricos que rodearon la vida de la última Reina de Francia antes de la Revolución. La directora ha optado por eludir las cuestiones políticas para centrarse en el aspecto más existencial y más íntimo de aquella trágica mujer.

En ese sentido, el espectador se identifica de inmediato con una jovencita a la que imponen un marido, lejos de su casa y su país, para así alcanzar un pacto entre estados. Además allí se encuentra con un joven consorte, tímido, psicológicamente "alternativo" y que elude patológicamente las relaciones sexuales con su esposa.

Pero ese hecho, que obviamente le impide a María Antonieta concebir un hijo, vuelve contra ella todas las miradas de la Corte, que la presionan para conseguir un heredero. En un cierto momento de la película descubrimos que María Antonieta ya no es la misma. Para curar su soledad, y para no sucumbir en un ambiente cortesano asfixiante y agotador, parece que ha decidido convertirse en uno de ellos.

La película está muy cuidada, con una soberbia dirección artística y una original partitura en la que se combina el rock con la música barroca. Aunque los estudiosos de la monarca le puedan encontrar innumerables carencias, lo cierto es que la aproximación a su figura es artística y original. El punto de vista de la narración es siempre el de Versalles, un submundo artificial desconectado de la realidad social de Francia.

Así, cuando los parisinos asaltan la Bastilla, el espectador se queda tan sorprendido como María Antonieta, como diciendo: "¡Dios mío! Existe el mundo real."El tratamiento de la aristocracia es duro sin dejar de ser sutil, y las pinceladas que da sobre la jerarquía católica son correctas. La tesis de fondo podría ser la que el mismo Rousseau declara en labios de María Antonieta: "El hombre nace libre y doquiera está encadenado".

Así nos presenta Sofía Coppola a la Reina: como una víctima de un sistema viciado e inhumano, como una mujer corrompida por su entorno. Por supuesto, es una tesis parcial, pero nos permite aproximarnos a esta figura histórica desde una perspectiva que no viene en los libros de historia: la perspectiva de un corazón solitario e insatisfecho.

Juan Orellana

No hay comentarios: