jueves, 27 de septiembre de 2007

Escritores conversos


Pearce presenta aquí la extraordinaria floración de hombres y mujeres de letras, o artistas, que a lo largo del siglo XX en Inglaterra se hicieron propagadores de la fe. En su mayoría eran conversos al catolicismo (Chesterton, Knox, Benson, Dawson, Waugh, Spark...); otros se acercaron o volvieron a la Iglesia anglicana (Lewis, Eliot); hubo también quienes desde niños eran católicos (Belloc, Tolkien) o anglicanos (Sayers).

Con sus plumas y sus voces mostraron el vigor intelectual del cristianismo, dieron la réplica a las ideologías ateas, renovaron la apologética y ofrecieron respuestas a las crisis espirituales de su tiempo. Escribieron testimonios de sus conversiones que han acercado a la Iglesia a gran número de lectores.Esta obra es de un auténtico especialista.

Pearce es autor de biografías y estudios sobre Chesterton, Belloc, Tolkien, Wilde, Roy Campbell, Lewis, E.F. Schumacher. Aporta muy abundante información, en parte inédita, fruto de investigaciones propias. La organiza siguiendo la cronología del siglo: cada capítulo muestra un periodo, o un tema, en el que intervienen varios conversos. Los más señalados entran en escena repetidamente, en distintas fases de sus vidas. Esto facilita al autor traer a colación las relaciones –por el trato personal o por las obras– entre muchos de ellos.
El inconveniente es que en realidad Pearce pocas veces se detiene en las relaciones; sobre todo, habla de cada quien uno por uno y pasa al siguiente no siempre con motivo claro, a veces por mera asociación de ideas.El libro, en fin, es mucho más una colección de historias personales –varias decenas– que el análisis o tan siquiera la crónica de un fenómeno. La profusión de datos oculta el panorama.

Pearce no termina de explicarnos aquel hervor iniciado por Newman que llevó a tantos intelectuales a la fe, aquel movimiento en las mentalidades y en la cultura, aquel prestigio y atractivo que adquirió la Iglesia católica en el ámbito anglosajón. De todas formas, Escritores conversos tiene interés sobrado porque transmite eficazmente la fuerza y autenticidad de las vidas que relata.

Firmado por
Rafael Serrano Fecha: 19 Septiembre 2007
Aceprensa.com

miércoles, 26 de septiembre de 2007

La libertad en la encrucijada

On Ordered Liberty
Autor: Samuel Gregg
Ciudadela. Madrid (2007). 215 págs. 7,50 €. Traducción: María de los Ángeles Barros Cabalar.

El norteamericano Samuel Gregg ha centrado sus trabajos en el ámbito de la ética y la vida pública, con el estudio de destacados representantes del pensamiento político como Hobbes, Hume, Tocqueville, Acton, Hayek o Rawls. Pero uno de los autores que más influye en su discurso es el Tocqueville de La democracia en América, donde más de siglo y medio después se pueden encontrar intuiciones y respuestas sobre las sociedades democráticas. En ellas se idolatra la libertad pero en muchos casos se trata de una libertad que quiere prescindir del orden, o si se prefiere de la razón, y bastarse a sí misma. El resultado no es otro que la progresiva desvinculación de la democracia y la ética, al mismo tiempo que de la religión, y con un marco social fuertemente influido por el relativismo y el individualismo: toda una paradoja si se cree que la democracia equivale a la lucha por la igualdad.

Gregg resalta la influencia del utilitarismo en esta deriva que al final sólo puede ser irracionalista, pues está salpicada por ese emotivismo moral que triunfa en nuestras sociedades posmodernas. Acaso Hume tuvo parte de responsabilidad al afirmar que la razón debe ser esclava de las pasiones; pero cierta filosofía política sigue insistiendo en que el utilitarismo es la única vía para la razón. Desecharlo sería caer en actitudes que exaltan la fuerza del coraje o del espíritu, con tan nefastas consecuencias a lo largo del siglo XX.

Nuestro autor, sin embargo, sale al paso de un utilitarismo que, a base de predicar la eficacia, cae en el relativismo y llega a creer que no existen el bien y el mal si se actúa libremente. Nos recuerda Gregg que por ese camino, en la línea de la filosofía de Rorty, deja de ser obligatorio combatir a las tiranías.

La gran confusión de las sociedades libres es que el Estado de Derecho se ha identificado con el triunfo de la voluntad, y no con actuar de acuerdo con la recta razón. De ahí que Gregg resalte que en ocasiones los dictadores, como Robespierre o Stalin, han sabido hacer suyos el lenguaje de los derechos, pues ellos se sentían autorizados para imponer las reglas de un mundo perfecto. Una vez más, como ya señalara Tocqueville, todo depende de la visión que se tenga del hombre. Por otra parte, el católico Gregg termina recordando una obviedad muchas veces olvidada: el reino de Dios no es de este mundo, y tan equivocado es tener nostalgia del mundo anterior a 1789 como imitar acríticamente a la modernidad secularista.

Firmado por Antonio R. Rubio
Fecha: 19 Septiembre 2007

martes, 25 de septiembre de 2007

Un corazón invencible

A Mighty Heart
Director: Michael Winterbottom. Guión: John Orloff. Intérpretes: Angelina Jolie, Dan Futterman, Archie Panjabi, Irrfan Khan, Will Patton. 100 min. Jóvenes. (VSD)

Esta película adapta el libro que escribió la reportera francesa Mariane Pearl sobre la trágica muerte de su marido Danny Pearl. En 2002, este periodista estadounidense, de raza judía, era jefe de la oficina para el Sur de Asia de The Wall Street Journal. El 23 de enero fue secuestrado en Karachi por un grupo fundamentalista islámico, que lo decapitó varias semanas después. A pesar de ello, Mariane –que por entonces estaba embarazada de seis meses– ha seguido luchando por esa “tarea de cambiar un mundo colmado de odio, que nos pertenece a todos y cada uno de nosotros”.

El cineasta inglés Michael Winterbottom (In This World) acierta al enfocar la búsqueda de Danny Pearl desde la perspectiva angustiada y admirable a la vez de su esposa, pues hasta los fragmentados pasajes policiacos adquieren de este modo una enorme fuerza dramática. Además, ese enfoque modera sus apuntes críticos hacia la política exterior de Estados Unidos y, en concreto, hacia la invasión de Irak y los encarcelamientos masivos en Guantánamo. Unos hechos, según Winterbottom, tan deplorables y contraproducentes como el irracional salvajismo del fundamentalismo islámico, y que incluso sirven a éste de combustible e impulso.

En todo caso, se impone el drama humano y el mensaje pacifista sobre el discurso político, potenciados, además, por unas excelentes interpretaciones de actores y no actores, entre los que destaca una contenida y matizada Angelina Jolie. También añade intensidad al filme su claustrofóbica puesta en escena, casi siempre cámara en mano, gran parte de ella rodada en los mismos escenarios de la acción real, y reforzada por un montaje trepidante y una inquietante banda sonora.

Firmado por Jerónimo José Martín
Fecha: 12 Septiembre 2007
Aceprensa.com

lunes, 10 de septiembre de 2007

La jungla 4.0

Live Free or Die Hard
Director: Len Wiseman
Dirección: Len Wiseman. Guión: Mark Bomback. Intérpretes: Bruce Willis, Timothy Olyphant, Maggie Q, Justin Long, Jeffrey Wright. 130 min. Jóvenes. (VD)

John McClane vuelve a estar en el lugar y momento equivocados, pero con sus expeditivos métodos de trabajo –un hombre analógico en un mundo digital– logrará salvar el mundo y estrechar lazos con su joven hija.

La película, por supuesto, ofrece un ritmo vertiginoso y elaboradas escenas de acción. Son disparatadas pero, ¿qué importa? Aceptada la premisa de la suspensión de la incredulidad, se disfruta de auténticos momentos circenses, como el enfrentamiento del túnel o cómo derribar un helicóptero con un automóvil, o el duelo entre un camión y un caza de combate.

Pero los efectos especiales y las coreografías no bastan. Hay además un guión inteligente de Mark Bomback, que parte del artículo periodístico de John Carlin “A Farewell to Arms” (Adiós a las armas), sobre la excesiva dependencia tecnológica. La trama especula sobre qué ocurriría si piratas informáticos colapsaran los equipos que regulan la circulación, el suministro energético, las finanzas, la seguridad nacional… Y el telón de fondo de los miedos post 11-S refuerza el planteamiento. McClane debe llevar a cabo una tarea sencilla –poner a un hacker a disposición del FBI–, pero las cosas se complican cuando un equipo de terroristas trata de eliminar a su hombre. Lo lidera un villano de envergadura (Timothy Olyphant), con oscuros propósitos no desvelados enseguida.

El film es fiel al espíritu de la saga, también en la añoranza del héroe por la vida familiar, y en el sacrificio y la renuncia, precio que debe pagar quien tan altas cualidades posee para enfrentarse a los villanos de turno. Hay además mucho sentido del humor, buenas réplicas y guiños para McClane, inmenso Bruce Willis, cuando conversa con su “protegido”, su hija, el FBI o los “malos”.

Firmado por José María Aresté Fecha: 5 Septiembre 2007
Aceprensa.com

La carta esférica

Director: Imanol Uribe
Director y guionista: Imanol Uribe. Intérpretes: Carmelo Gómez, Aitana Sánchez-Gijón, Enrico Lo Verso, Javier García Gallego, Gonzalo Cunill. 100 min. Adultos. (VXD)

A pesar de que casi todas mantienen un nivel aceptable, las diversas adaptaciones cinematográficas de las novelas de Arturo Pérez-Reverte suelen decepcionar tanto a los lectores como a los buenos aficionados al cine. La carta esférica no cambia esa tendencia. El realizador vasco Imanol Uribe (Días contados, El rey pasmado, Extraños, El viaje de Carol) adapta la novela homónima, que Pérez-Reverte publicó en 2000 (ver reseña).

Su trama se centra en la búsqueda del Dei Gloria, un bergantín de la Compañía de Jesús, procedente de las Indias, que fue hundido en el siglo XVIII por un barco pirata cerca de las costas de Cartagena. En la empresa se ve involucrado Ismael Coy, un veterano y escéptico marino, ahora sin barco y sin dinero, que conoce a la misteriosa Tánger Soto en una subasta de objetos marítimos. Subyugado por la belleza de esta mujer, Coy acepta ayudarla en la azarosa búsqueda del pecio.

La película de Uribe provoca sonrojo en sus histéricas escenas sexuales, falla en las contadas peleas y escenas de acción –rodadas con bastante torpeza– y flaquea en algunas situaciones melodramáticas, cuyos diálogos suenan a pedantería libresca. Ciertamente hay oficio y buenas maneras en las interpretaciones, la fotografía de Aguirresarobe, la música de Bingen Mendizábal y el montaje Teresa Font; pero la película no funciona.

A los defectos ya señalados, se añade una evidente carencia de tensión dramática: la trama pierde fuelle durante el desarrollo de la intriga hasta volverse plana en un desenlace previsible, abrupto y puntualmente ridículo. La duda es si esa falta de energía y hondura dramáticas es defecto del guión de Uribe o está ya en la novela de Pérez-Reverte. Pues, al fin y al cabo, el popular escritor vuelve a repetir la misma fórmula pesimista, sórdida y cínica de la mayoría de sus novelas. De hecho, Ismael Coy recuerda demasiado a Alatriste, Tánger Soto a María de Castro y Nino Palermo a Malatesta. Los homenajes a Conrad, Stevenson, Melville y Patrick O’Brian no van más allá del inane guiño erudito. Hoy por hoy, Pérez-Reverte está muy lejos de esos clásicos de la literatura de aventuras marinas.

Firmado por Jerónimo José Martín Fecha: 31 Agosto 2007
Aceprensa.com