sábado, 27 de enero de 2007

'Apocalypto': acción y violencia en el ocaso maya

Mel Gibson recrea la sociedad maya centrada en los sacrificios humanos; vemos palpitar los corazones arrancados.


Mel Gibson ganó dinero con Braveheart y con La Pasión. Con ésta última se arriesgó (violencia, polémica, lengua muerta, el Jesús menos triunfante...) y ganó. Ganó independencia, prestigio. Y por eso se ha permitido hacer una violenta pero fascinante aventura ambientada en el ocaso de la cultura maya.

Hay muchas cosas que recuerdan a La Pasión. Si allí estaba María, aquí también hay una madre (y esposa) que no puede hacer nada sino esperar, confiar y rezar, en el fondo de un pozo. Si allí había unos niños-demonios que en una alucinación enloquecen a Judas, aquí es una niña enferma la que de repente profetiza la muerte de los violentos cazadores de esclavos. Pone la piel de gallina escuchar la profecía en el dialecto maya que usa la película y ver la mirada de la niña. Puro realismo mágico que no desentonaría en la pluma de Juan Rulfo.

Como en La Pasión, los inocentes son sacrificados por un poder político-religioso indigno; también aquí el sol se oscurece en un eclipse. También aquí el héroe capturado es conducido en un largo y duro y polvoriento calvario hasta el lugar del sacrificio. Como siempre, Gibson se regodea en la épica de la gota de sangre que cae y hace dibujos en tierra.

En la primera parte de la película, conocemos a los pacíficos cazadores del clan de Garra de Jaguar, que siempre han vivido tranquilos en el bosque. Igual que en La Pasión aparece Satán para dar miedo a Jesús, aquí aparecen refugiados que huyen de los esclavistas de la ciudad maya, el miedo de sus ojos infecta al protagonista. "No te dejes dominar por el miedo" dice el sabio jefe Cuchillo de Sílex a su hijo.

Capturados por los esclavistas, Garra de Jaguar y los suyos son llevados a la gran ciudad maya de piedra... es una orgía de peinados, de maquillaje, de abalorios, un viaje a otro mundo, de creatividad inacabable y embrujadora belleza. El equipo de diseño y visualización de Gibson debería ser premiado.

Una cultura brutal y decadente

Los sacrificios son vigorosos, duros, sangrientos, pero mucho más llevaderos que la flagelación o la cruz en La Pasión. Con todo, ver caer cabezas pirámide abajo rebotando, o salir corazones palpitantes de un pecho no es agradable. Los niños menores de 13 años no deberían ver esta película.

Cuando Garra de Jaguar consigue huir, entramos en la tercera fase de la película: acción, persecución, duelos potentes; el ingenio del cazador nativo en su propio bosque; ver cómo van muriendo los perseguidores, alcanzados por la maldición de la niña...

De gran sencillez narrativa y potente plasmación gráfica, es una magnífica obra de aventuras.

En lo espiritual, hay quien dice que los barcos españoles al final de la película aportan la novedad de la buena nueva cristiana. Yo opino que no. Lo que salva al héroe es su amor a su familia. Su mujer le propone unirse a "esos hombres". Pero el héroe dice que no, que el nuevo comienzo debe ser en el bosque con el bebé recién nacido, con los hijos.

Sí, la cultura maya de la película está corrompida por su violencia, sacrificios, crueldad, falta de cuidado a los enfermos. Merece caer y el destino resuena con la llegada de los barcos españoles. Pero no es la fe cristiana de los rudos conquistadores la que va a transformar a los indios. Un indicio lo vemos cuando una india capturada encomienda sus hijos a una diosa madre. ¿Qué película haría Gibson, uniendo indios y María, sobre Guadalupe?
P. J. Ginés ForumLibertas.com

APOCALYPTO Y MEL GIBSON

Este es el título de la nueva película de Mel Gibson. Ha levantado una amplia polémica en Estados Unidos y en México. La razón es el supuesto racismo que se encuentra en la película contra la cultura maya precolombina.Ahora mismo me encuentro estudiando en Gran Bretaña y mi colega de piso George me invito a ver una película en “donde no hablaban inglés”. Acepte y me fui con él y otro amigo español a ver la película en el cine. En Inglaterra no ha habido polémica alrededor de Apocalypto porque yo desconocía totalmente de que iba, si es verdad que sabía que trataba de unos ‘indios’.Fui a verla, sin prejuicios, como una película más de un domingo de esos que no hay mucha cosa que hacer.

¿Qué se muestra en la película? En el film aparecen como tres modelos de vida. La civilización maya por un lado, las tribus indias por otro y por último la civilización occidental traída de la mano de Colón.La civilización maya se muestra en la película como una sociedad sanguinaria, carente de valores humanos. La esclavitud, los sacrificios humanos, el desprecio absoluto hacia la dignidad del hombre se muestra con toda su dureza.Por otro lado, tenemos al protagonista, padre de un hijo y ‘casado’ con una mujer que espera el segundo. Es una tribu de cazadores, que se mueve de un sitio a otro por el bosque en busca de comida para poder alimentar a todos los miembros de la comunidad.Sí bien es verdad que los mayas son puestos como unos salvajes, no se puede decir que Mel Gibson muestre a todos los ‘indios’ como tales. En esta tribu, el valor, la familia, la comunidad o el esfuerzo, son valores que son resaltados.

Por lo tanto, el director muestra como dos mundos dentro de esa civilización: un mundo totalmente decadente y otro, representado con esta pequeña tribu, en donde existen valores humanos. Primera conclusión: no todos los ‘indios’ son un grupo de salvajes sanguinarios –como he oído afirmar-.La crueldad de la civilización maya es algo que está corroborado, histórica y arqueológicamente, por numerosos estudios científicos. Es bien conocido que en el México precolombino existía la esclavitud y se practicaban sacrificios humanos. Las continuas guerras internas tenían como objetivo la esclavitud de otras tribus y captar hombres para sacrificarlos en las numerosas ‘pirámides’ que componían esas ciudades.Por lo tanto, Mel Gibson, no se ha inventado una historia para atacar a los mayas, sino que ha mostrado la realidad cultural y política de aquella sociedad. Además en todo momento ha estado asesorado por un grupo de historiadores precolombinos.

Algo que también corrobora la posterior conquista de América, mucha de esas tribus explotadas y semi aniquiladas por el ejército maya se unieron a los españoles siendo decisivos para derrotar a los mayas. Por ello, los pequeños ejércitos de Pizarro y Cortes pudieron hacerse con el control del continente en apenas 50 años.Evidentemente, la conquista española es otro asunto, hubo errores, hubo abusos, pero también es verdad que hubo muchos aciertos. Sobre las consecuencias de la conquista española es mejor tratarlo en un tema aparte.Finalmente, la última escena de la película es la que da sentido al film. Cuando el odio está a flor de piel, cuando no hay esperaza para el protagonista y su familia, cuando la muerte, la destrucción es ya una realidad surge a lo lejos del mar las naves españolas con sacerdotes y militares. Una nueva sociedad acababa de nacer.
http://www.apocalypto.aurum.es/apoc-teaser.html

miércoles, 3 de enero de 2007

El Padre Elías y la civilización occidental

SOBRE LA NOVELA DE O'BRIEN


El cristianismo implica siempre verdad e historia. Una de las tentaciones recurrentes de los cristianos a lo largo y ancho de los tiempos ha sido convertir la fe en ideología; el movimiento interior del espíritu en promesa exterior de materia y materialización. Cuando la santidad desaparece, nace la utopía. Demasiados son los que, en estos tiempos, olvidan que gran parte de las fundamentales instituciones de la civilización occidental son fruto de la originalidad cristiana.

Si el cristianismo tuvo, en los primeros siglos, la capacidad de dialogar con el pensamiento griego, con el helenismo, fue porque éste había llegado a un proceso de perfección de lo humano que tenía una continuidad natural-sobrenatural en la propuesta cristiana.

El profesor Thomas E. Woods ha escrito recientemente que "la civilización occidental le debe a la Iglesia el sistema universitario, las obras de beneficiencia, el derecho internacional, las ciencias y principios jurídicos fundamentales... La deuda de la civilización occidental con la Iglesia católica es mucho mayor de lo que la mayoría de la gente cree –católicos incluidos–... En realidad, la Iglesia creó la civilización occidental".

Las novelas son también signo de los tiempos. Ahora que los niños han abandonado la lectura de los santos, los padres se han entregado a la lectura de los héroes de la historia. La proliferación de los bestseller sobre la historia, cargados de pasado, de esoterismo, de magia y de fuga del presente, inundan no sólo las bibliotecas, también las mentes de no pocas personas. La editorial Libroslibres, que dirige con mano certera y acreditada el periodista Alex del Rosal, ha publicado una novela que es un auténtico éxito libresco en el mundo católico. Su nombre es El Padre Elías.

Un apocalipsis y está escrita por el novelista americano Michael D. O´Brien. Cuenta la historia del anticristo que, según la más granada tradición, es y está representado por un hombre perfecto, un benefactor de la humanidad, un filántropo, un hacedor de política sociales, tahúr de la palabra, de las bonitas frases hechas, padre de una religión filantrópica, sincretista, con sus cultos estéticos y sus hipocresías éticas, un fruto de lo occidental desarraigado: un hombre religioso de todas las religiones que, con el buen arte de la palabra y el código de la buena conducta, seduce a las masas y las embauca en las profundidades de su discurso.

La novela, que describe la preocupación de un Papa, un nuevo san Agustín, quizá nuestro nuevo san Agustín, por convertir al anticristo de O´Brien –también lo sería de Robert Hugh Benson y Vladimir Soloviev– es una cuidada meditación sobre la Iglesia de ayer y de hoy y de los peligros y de las tentaciones de lo cristiano y de los cristianos. Y es un examen de conciencia sobre la preservación de los valores auténticos de libertad que han conformado y definido la civilización occidental. Cuando la Iglesia hace una propuesta ética a la sociedad, a nuestra sociedad, lo hace en la clave de la preservación de lo humano y de la posibilidad de lo divino.

No son pocos quienes sólo conocen una ridícula iglesia, y no son menos los encargados de que esta imagen se difunda por doquier. No son pocos los que piensan que la historia de la Iglesia es una historia de ignorancia, represión y estancamiento. Pues no. Ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro, la Iglesia está empeñada en amargar la vida a los ciudadanos, ni en oponerse al disfrute del hoy y a la preservación del mañana.

La Iglesia no es sin pecadores, pero sí sin pecado. El Concilio Vaticano II asentó la doctrina de que la Iglesia, "recibiendo en su propio seno a los pecadores, santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la reconciliación". Pablo VI había dicho que la Iglesia es santa porque no tiene en su seno otra vida que la gracia; viviendo esa vida de comunión con Cristo y con los hombres, sus hermanos, es como se santifican los cristianos.

Cuando se pretende mostrar el rostro de la Iglesia desde la contradicción interna, desde el pecado de sus miembros, lo que se hace es ofrecer sólo una parte del cuadro, la más sombría, la menos clara y clarificadora. La Iglesia que propone a los españoles un juicio moral sobre la realidad social, política, cultural, lo hace después de que todos los días inicie la celebración de lo más sagrado, la eucaristía, con el Yo confieso, que es un testimonio de verdad, de unidad y de reconciliación, ejemplo para la sociedad y para el mundo.

El teólogo Albert Lang escribió que "la Iglesia católica ha puesto un dique al embrutecimiento de las costumbres, a la ruina de la familia, al anarquía religiosa y política. En muchos aspectos, es el único freno que se opone a la inmoralidad moderna".

José Francisco Serrano Oceja. Iglesia LD

lunes, 1 de enero de 2007

La corrupción de Versalles. María Antonieta

Diecinueve años que la llevaron de ser una adolescente sencilla y dócil a convertirse en una caprichosa y frívola cortesana, empapada de lo peor de las decadentes costumbres versallescas. El guión se inspira en la novela de Antonia Fraser, Marie Antoinette – The Journey.

Como es natural, el film –protagonizado con acierto por Kirsten Dunst– deja fuera innumerables hechos históricos que rodearon la vida de la última Reina de Francia antes de la Revolución. La directora ha optado por eludir las cuestiones políticas para centrarse en el aspecto más existencial y más íntimo de aquella trágica mujer.

En ese sentido, el espectador se identifica de inmediato con una jovencita a la que imponen un marido, lejos de su casa y su país, para así alcanzar un pacto entre estados. Además allí se encuentra con un joven consorte, tímido, psicológicamente "alternativo" y que elude patológicamente las relaciones sexuales con su esposa.

Pero ese hecho, que obviamente le impide a María Antonieta concebir un hijo, vuelve contra ella todas las miradas de la Corte, que la presionan para conseguir un heredero. En un cierto momento de la película descubrimos que María Antonieta ya no es la misma. Para curar su soledad, y para no sucumbir en un ambiente cortesano asfixiante y agotador, parece que ha decidido convertirse en uno de ellos.

La película está muy cuidada, con una soberbia dirección artística y una original partitura en la que se combina el rock con la música barroca. Aunque los estudiosos de la monarca le puedan encontrar innumerables carencias, lo cierto es que la aproximación a su figura es artística y original. El punto de vista de la narración es siempre el de Versalles, un submundo artificial desconectado de la realidad social de Francia.

Así, cuando los parisinos asaltan la Bastilla, el espectador se queda tan sorprendido como María Antonieta, como diciendo: "¡Dios mío! Existe el mundo real."El tratamiento de la aristocracia es duro sin dejar de ser sutil, y las pinceladas que da sobre la jerarquía católica son correctas. La tesis de fondo podría ser la que el mismo Rousseau declara en labios de María Antonieta: "El hombre nace libre y doquiera está encadenado".

Así nos presenta Sofía Coppola a la Reina: como una víctima de un sistema viciado e inhumano, como una mujer corrompida por su entorno. Por supuesto, es una tesis parcial, pero nos permite aproximarnos a esta figura histórica desde una perspectiva que no viene en los libros de historia: la perspectiva de un corazón solitario e insatisfecho.

Juan Orellana